había en la casa,
sobre ella se cocinaba
y también se hacían las tareas
que de la escuela enviaban.
Donde se creaba la masa
que después serían galletas
y la que bonito se decoraba
para celebrar alguna fiesta.
La misma que todas las mañanas
tenía el desayuno servido
que se consumía con ahínco
porque había que caminar muchas cuadras.
Sobre esa mesa
con los vecinos se jugaba
justamente juegos de mesa
en épocas de lluvias.
Donde mi papá cuentos nos leía
antes de ir a la cama
o donde mi mamá picaba
las más ricas verduras.
Dos tablas equilibradas
sobre dos pares de patas
que vaya a saberse las historias
que esas patas soportaban.
Y así transcurrió mi infancia,
en el hogar de las galletas
que ante cualquier descuido,
se robaban.
Daniel Valdman.
