en ansiedades imposibles
porque a veces el destino
nos pone piedras en el camino
sin haberlas buscado
o ni siquiera, habernos equivocado.
Son devenires inesperados
que traicioneros atacan por la espalda
y nos encuentran desarmados
como para poder enfrentarlos.
Y se comen la energía
al tratar de solucionarlos
pareciendo que a cada paso que damos
vamos perdiendo la contienda.
Entonces la fe toma partido
sin dejar que nos sintamos vencidos
sacando fuerzas de todos lados
deseando que mañana todo sea distinto.
Que vuelva la paz a nuestras almas,
que se mejoren las circunstancias
y que todo vuelva a ser como al principio.
La vida nos impone desafíos
y por ello, no hay que bajar la guardia,
mantenerse alerta, listas las armas
para que no quede en la conciencia
que fuimos derrotados sin hacer nada.
Existe una sola meta
y es no desfallecer para seguir adelante.
Daniel Valdman
