aprovechando su momento de relajo.
No piensan, no inspiran
y son libres de tomarse un descanso.
Dejaron los sentimientos a un lado
sintiendo que nada las obliga.
Sabiendo que bastante al poeta ayudaron
a escribir esos versos para quien ama tanto.
Olvidaron las caricias, no recuerdan los besos.
Ya no sienten los abrazos
mientras se juntaban los cuerpos
y los corazones estallaban
de tanto sentimiento
mientras las palabras sobraban
hundiéndose en silencios.
Se están tomando su tiempo
quizás recogiendo nuevas energías
para contar con los sueños
que al lector llene de alegrías
o las penas sucumbidas
entre amores, aciertos o fracasos.
Saltan y bailan las musas divertidas
abandonando así los versos y las rimas
que para el poeta es un consuelo
al poder expresar al mundo entero
lo que su alma dicta
en cada uno de los gestos
en cada caricia, en cada beso
o en cada palabra
que las musas hoy no inspiran.
Daniel Valdman.