no puedo dejar
que esto pase
y tener que acostumbrarme
a amarte desde lejos.
Me llevaré el perfume de tu cabello,
el sabor de tus besos
y el calor de tu mirada.
Me llevaré tus caricias amadas
y cada suspiro que pude robarte.
La suavidad de tu piel
muy metida en mi alma
y un adios sin retorno
cayendose por una lágrima.
Estarás conmigo
donde quiera que vaya
por más dura que sea la batalla
porque eres el premio
que me regaló la vida.
Y tu, ángel de mi guarda,
bien sabrás cuidarme
para retornar a tus brazos.
Daniel Valdman.
