queda en blanco.
Nada se ha movido
tras buscar algún camino
que lo lleve a alguna parte.
No se fijó ningún destino
mientras la brújula inmóvil
se quedó amarrada en el puerto
donde todo está muy quieto,
inclusive los vientos
que no logran inflar las velas.
La quietud se llevó los sentimientos
de buscar aventuras en mares o ríos
o quizás en arenas
de otras culturas.
Acaso sea el cansancio,
quizás la soledad impuesta
por la falta de caricias
que llenen al corazón aventurero.
Hoy la bitácora
deja su hoja en blanco
y hay que ver si en el descanso
pueda hallar la fantasía
que traiga en el siguiente día
un destino extraordinario.
Daniel Valdman.
