No he de repetir lo que pediré en el rezo porque transgresiones hemos hecho sin que nadie esté a salvo de ello. Quienes nos han inculpado o a quienes hemos herido. Puedo perdonarlos a todos, desde lo más profundo de mi conciencia. Pero hay un perdón muy difícil de adquirir pues no deja de existir en lo que tengo de memoria. Pues no es de ahora, ni siquiera, de hace mucho tiempo, es de siempre, desde mi historia y no se si realmente merezco poder perdonarme a mi mismo.
Te veo conmigo en la fantasía de los pensamientos compartiendo los mejores momentos que se me ocurren, hemos vivido. Es que otra manera no concibo que transcurra la vida sin que tu mano esté en la mía y nos amemos a punta de miradas, de caricias, de palabras o de profundos silencios diciéndonos cuanto nos amamos. Y son cosas simples, sin grandes paisajes, sin largos viajes solo, metidos en nuestro universo. Así, sencillo, con tus penas, con tus gestos y con la comprensión en el cariño que nos une. Y te amo, sintiendo tu amor en mi cuerpo y sobre todo, en mi alma.