Se enternece el pecho ante la fragilidad de tu ser y con un manto de ternura quisiera cubrirte. Llenarte de caricias, vencer todos los males y lograr que la sonrisa haga nido en tu rostro. Es tanto lo que te quiero que quisiera ser el dueño de un bálsamo milagroso que al beberlo, despierte la mañana e intoxique tu alma de fe y esperanza sabiendo que la vida te devolverá las energías que se te fueron quitando. Quizás mi caricia, quizás la palabra, esa que hace magia e inventa conejos de la nada. Toma mi brazo, toma mi alma que el amor puede lo que la medicina no alcanza.
Realza tu cuerpo en mi conciencia y al verte desnudar dudo si es un sueño o es la realidad que te alistas para entregarte a mis brazos. Y aspiro tus suspiros porque es lo que me da vida pues amarte no es una ilusión. Y no alcanzan las caricias para entregarte lo que siento pues el corazón abierto quiere compartir contigo todo ese sentimiento que no se lleva en la piel, sino, en el alma.
Ven, bailemos, con el vestido acampanado y con el traje de gala. Hagamos que las penas se las lleve el silencio y dejemos libre y suelto el sentir al ritmo que acompasa. Una mano en el hombro, otra en tu talle y las otras dos entrelazadas al igual que nuestras almas. Ven, bailemos y entre vueltas y mas vueltas volemos por otros universos. Tu mirada en la mía, mis ojos en los tuyos y ambos ciegos de amor profundo sigamos los compases a que nos lleven nuestros cuerpos en esta romántica danza. Ven, bailemos que la vida está para disfrutarla.
Navegamos en los mares del cariño. La barca del sentimiento se hundía en inmensos abismos buscando la profundidad de nuestras almas. Y los remolinos de la pasión nos mareaban en incontables sensaciones. No alcanzaban los cuerpos para expresar lo que sentían pues venían de más adentro de lo que la piel limita y hacían estallar los corazones. Perdidos estuvieron tus ojos, desaforadas mis emociones. Y hubiéramos querido quedarnos en ese torbellino de excitaciones hasta que los espíritus se fundieron apretándose en un sentido beso agradeciéndole al amor.
Vistes el mejor traje cuando sin ropas, entregas tu alma a las caricias. Sin perlas, sin diamantes; solo el brillo de tu espíritu como única alhaja y la humildad traviesa al enfrentar el amor. La sensación de libertad sin los prejuicios de las prendas hace de ti un ave a la que no le alcanza el horizonte y vuelas en el aire entre suspiros y desenfrenos en el maravilloso cielo del lecho que compartimos.
Pasa el tiempo en nuestros cuerpos y ya no somos los mismos. Cuántas dudas se aglutinan al pensar si nuestra historia hubiera sido distinta. Si las decisiones hubieran sido otras y nuestros juicios diferentes sentimientos. Jamás habremos de saber pues lo vivido, ya está hecho. Los errores y aciertos nos fueron formando y somos lo que somos, a esta altura, a corazón abierto. Y por todo ello, más aún se que te amo porque eres lo más acertado en donde caben mis sentimientos.
Soñemos juntos que la vida está entre nuestros brazos. Que son soles los que vemos cuando nos miramos. Que los paisajes se iluminan a costa de sentimiento y que la felicidad que irradiamos contagia a la naturaleza. Soñemos que este amor va más allá de la existencia y que siempre seremos jóvenes alimentándonos de cariño. Ven, soñemos que lo que vivimos es un sueño.
Viven tus caricias en mi como si aún estuviera compartiendo el lecho. Cuanto amor hay en tu alma, cuanto cariño en tu pecho que a veces me desconsuelo cuando una adversidad te atrapa y yo, gallardo caballero, quisiera derribarla con las armas que poseo; voluntad y sentimiento para combatir la vida y brindarte amada mía de mi corazón, todos los sueños.
Cuatro y media del alba. Los pájaros cantan mientras la ciudad en silencio todavía descansa. Y yo, despierto aún soñando, tratando de encontrar los versos que sin nombrarte, te pronuncien. No es a ti, es al sentimiento que quedó entre mis brazos y los besos que todavía, en este amanecer, siento. Porque estás en mi, soñando o despierto acompañándome en la noche, durante el día, en todo momento donde ansío de la vida poderla compartir contigo.
Siembras la paz con tu sonrisa y germinas vida con tu cuerpo. El amor que exhalan tus poros es atrapado por mis besos y mis caricias lo abrazan como el único aliento. No hacen más falta para este universo que tu presencia y la mía en el mismo lecho y la ansiedad de poseernos hará todo el resto. Seremos cuerpos en el espacio y almas en los sentimientos.
Buscarán mis labios tu boca esperanzada que al frío de la mañana despertará de sus sueños y será la continuación de ellos la caricia que te brindo. Y estarás amodorrada, feliz y descansada dispuesta al placer que incitan los sentimientos. Y te entregarás más que todo con el alma en el abrazo que me darás con la madrugada despejada uniéndonos a la luz del día en el amor que sentimos.
El arrullo de la vida nos canta su sinfonía al compás de los sentimientos regalándonos la alegría de danzarla entre palabras, caricias y besos. Somos uno en el abrazo, en los sueños y fantasías y en ese amor que nos damos en tu mirada y la mía queriendo desnudar las almas a través de los cuerpos. Te amo con la locura de querer expresarlo en los versos que simples y pobres no pueden contar tanto sentimiento.
Si no fuera por ti de nada valdría el Sol que brilla ni las estrellas tendrían sentido para la inspiración del poeta. Se acabaría el color de las violetas y las madreselvas llorarían tu ausencia. Si no fuera por ti mi alma estaría en pena al no conocer el amor que tu espíritu me brinda y una sombra sería vagando en la oscuridad del sentimiento. Si no fuera por ti, pero estás aquí para que mi vida sea amarte.
Se viste de rojo el cielo anunciando buena luz por la mañana regalándonos la esperanza de mejorar la vida. Y a pesar que recién comienza el día, sigo soñando contigo sabiendo que a la hora certera estarás otra vez entre mis brazos. Y es un arrullo que me da el destino el saber que estarás conmigo. Quizás, solo sea un instante; suficiente para alimentar más los sueños de que algún día podremos ya nunca separarnos.
Se mueven mis pasos hacia un mañana donde la felicidad reine y se aplaquen las angustias. Y no existe felicidad completa si esta no es compartida. Y por ello, mi andar es hacia ti, para que juntos de las manos podamos seguir andando a la persecución de los sueños. No existe camino mas bello como el que iluminan tus ojos ni seguridad más grande como la que te da mi alma pues, tal es el sentimiento que quizás, esta vida no alcanza para darte todo lo que tengo. Y por ello, quiero que conmigo compartas lo que nos queda de tiempo.
Cuándo es realidad y cuándo es sueño ? Cuando ansío tenerte entre mis brazos o cuando entre ellos te tengo y te sigo soñando ? En el momento en que se juntan los cuerpos y te sigo deseando o cuando te tengo a mi lado en la fantasía tras la distancia ? No lo se. La locura del amor lleva a tales espejismos que te sigo amando estés o no estés conmigo.
Me demoré en decirte hoy que te amo. Es que a veces las circunstancias atropellan los anhelos y queda solo luchar para recuperarlos. Y aquí estoy, venciendo las adversidades para poder a ti enfrentarme y darte todo mi sentimiento. Conozco tu angustia y desazón en el echo de querer encontrarme y yo, luchando para ello. Pero ya estamos aquí, abrigados en un abrazo para sellar este encuentro con un profundo beso.
Pongo mis ojos en los tuyos buscando la poesía que a veces escribo. Las otras, las guardo para disfrutarlas cuando la distancia hace que no estés conmigo. Y así te sigo viendo y sintiendo tu cariño que, como ya te digo, a veces lo escribo. Guardo las palabras en imágenes entibiando la piel y las sensaciones del alma. Y es así mi dulce amada como te sigo queriendo a pesar de la distancia.
Se vuelven realidades los sueños cuando estás entre mis brazos. Se detiene el universo, desaparece el tiempo mientras vuelan las almas entre caricias y besos. No hay promesas, callan las palabras. Demás está decir lo que los cuerpos danzan entregando sentimientos que solo ellos comprenden. El idioma del amor no tiene enciclopedia y esa es la única manera de decirte como te amo.
Me siento a escribir el poema de cada día deseando que los versos sean la caricia que al llenarte el alma dibujen en ti la sonrisa y el suspiro involuntario al saberte amada. Que arrulle cada palabra el sentimiento que llevas guardado y que yo, con estas manos pueda en el espíritu cincelarlos compartiendo la felicidad de amarnos. Escribo cada día para que no te olvides que te amo.
Te escucho. El canto de tu voz alegra mi espíritu como tierna caricia que entra por los oídos y entibia el alma. Cuántos tiempos a la distancia y fuera de tu imagen me queda el tintineo suave de la voz que la acompaña. Y así, sigues en mi aunque no cuente con tu presencia pues la calidez que me llega está en el sentimiento que dejas volar y que me lo trae el viento como un canto sin lamento empujándome a vivir.
Pienso en ti y surge el deseo de enredarme en tus cabellos. Sentir la caricia cálida recorrerme el cuerpo y la mirada profunda descubriéndome el alma. Pienso en ti añorando la sonrisa que ilumina todo despejando las tinieblas. No, no es que te extraño, sino que al pensar en ti me alimento de vida para iniciar la mañana teniendo como horizonte constantemente, amarte.
No estoy lejos de ti, solo a un hombro de distancia dejándote disfrutar lo que tu sentimiento percibe tras las energías gastadas en la euforia de amarnos. Vigilo tu sueño profundo y callado gozando el placer de tenerte a mi lado convenciéndome más aún que eres a quien amo. Y mirándote sueño con juventudes que no hemos vivido porque realmente, así te veo, en otros tiempos, como que volvieran ahora, a la edad de nuestros otoños. Bella como nunca, suave como terciopelo, delicada como una rosa y entregada al sentimiento sin temores ni angustias y como la fruta madura, de sabor exquisito. Y a esta altura de la vida, sin que el tiempo nos haya vencido, es cuando más te siento dulce amor mío.
Buscan vanas las ideas nuevas formas de enamorarte, aquellas que sean sorpresas y que no las usé antes. Que no sean las rosas que de tantos jardines te he recogido, ni tampoco sean estrellas que de tantos cielos te he bajado. Busco algo extraordinario que hasta a mi me conmueva como la brisa del mar o el aroma que enloquezca. Un color especial que no se halla inventado o el canto de un pájaro que aún no se conozca. Busco en mi cerebro sinfines de cosas y solo encuentro mi alma para ponerla en tus manos.
Se acerca la hora de nuestro encuentro. El corazón palpita, se desesperan los sentimientos y la ansiedad bulle al acercarse el momento donde los brazos se enlacen para apretarse en un beso. Me contarás tus cosas, te escucharé en silencio mientras acariciándote la espalda te diré que todo pasa y que estamos juntos en el intento de mejorar la vida que nos toca. Y sentirás que no estás sola mientras mi felicidad rebosa al saber que estás conmigo.
Tu imagen fija en mi mente no permite pensamientos pues es tanto el sentimiento que la razón, no tiene espacio. No es tu calor, ni tu presencia, ni tus caricias ni besos. Es lo que siento en el pecho que supera la ansiedad del cuerpo. La necesidad de entregarte todo, de compartir cada instante; desde las cosas mundanas hasta lo más importante como tomarnos de la mano y seguir el rumbo hacia adelante y así juntos, completar la vida. Si, es tu imagen que me acompaña y yo, feliz de amarte.
Vuela la vida entre tus brazos. Montados en besos y caricias, buscando sensaciones desconocidas entregándonos totalmente. Y se eriza la piel y no alcanzan las manos para abarcar tanto o mucho más de lo deseado. El frenesí de los cuerpos no interrumpe el placer ni los sentimientos pues es muy claro que esta danza no la dirigen las emociones sino, la profundidad de las almas.
Cruzan la noche mis sueños tratando de llegar al lecho de tu reposo y meterse en los tuyos llenándote de cariño. Llevan caricias y llevan besos. También palabras dulces que te hagan suspirar entre los anhelos de la realidad que estés soñando. Cruza la noche todo mi sentimiento para que al despertar sepas que te estoy amando.
No es una opción extrañarte porque innato salen del alma las sensaciones en la piel traídas por los recuerdos que aparecen solos perturbando este presente donde no estás conmigo y te necesito. Volver a la felicidad que compartimos entre sonrisas y palabras, entre canciones viejas y caricias. Entre miradas de deseo aunque hallamos superado el éxtasis de la pasión. Y estás aquí, enmarañando mi conciencia diciéndome que te amo.
Los arañazos del amor dejan sus cicatrices en la piel y la conciencia. Momentos imborrables de pasión y palabras donde los actores principales fueron el silencio y las miradas. El poder de las caricias, las ansiedades de las almas y esa fuerza sobrehumana de querer meterse en el cuerpo del otro y hacerle sentir los propios sentimientos. Y todavía te sigo viviendo aunque ya estemos lejos.