La silenciosa madrugada avanza
mientras el café humea
arrastrándome a los recuerdos
de cuando muy distintos
eran los tiempos.
De cuando se vivía en casas
y el vecino,
era el mejor amigo
más cercano que un hermano
y se celebraban en las calles
las grandes fiestas de fin de año.
O se jugaba a la pelota
cortando así el poco tráfico
barrio contra barrio compitiendo
o haciendo las guerras
de San Juan y San Pedro.
Nunca hubo heridos
ni vencedores ni vencidos
y a levantar las barricadas
armadas con todas las ramas
que se rescataban de la poda.
Si, los tiempos han cambiado.
Se fueron extinguiendo las casas
ocupadas por torres ahora
sin conocer al vecino de al lado
o al de arriba o al de abajo.
Y así se va acabando el calor humano
mientras todo el mundo conectado
a las pantallas frías
sin necesidad de la cercanía
de un apretón de manos
o ni siquiera de un abrazo
mostrando así el sentimiento.
Si, los tiempos han cambiado
y debo resignarme a ello
a pesar que me cueste tanto.
Daniel Valdman
