con los cuerpos fatigados.
Esta lucha no da tregua
y estamos todos cansados
sin relevos y mal alimentados.
Es que realmente, no somos tantos
pero los que estamos
llevamos fuego en la sangre
para no dejar amedrentarnos.
Aveces se me cierran los ojos
y me despierta un disparo.
No se si pasó cerca o lejos
porque estaba entre sueños
escapándome de este mundo.
La pesadilla continúa,
ya es parte de esta vida
y por más que falten energías,
hay que seguir adelante.
No puede el enemigo enterarse
de las condiciones en que estamos
y hay que demostrarle
con arma en mano
que no entregamos nada
y que seguimos combatiendo.
Por ti amada mía,
por mi que estoy en el frente,
por los niños que aún no han nacido
y que al hacerlo, deben ser libres.
Daniel Valdman.
