domingo, 28 de agosto de 2016

Amor

En los laberintos de la mente
caigo de nuevo en tus caricias
y se estremece la piel
apretando el sentimiento.
Es que no hay momento más sublime
que cuando nos dejamos atrapar
por esos impulsos tan bellos
que no sacian nuestras ansias
porque el hambre de tenernos 
deja de ser carne
para convertirse en almas.
Y a pesar que las energías se gastan,
siguen nuestras miradas
deleitándose con el sabor
de la presencia.
Nos tenemos atrapados
en vendavales de emociones
sin que exista el roce
o el sonido de la palabra.
Y esta cadena que nos une
nos regala el sentido de la vida.
Daniel Valdman