para entregar tanto sentimiento.
Se me hace pequeño el cuerpo
para guardar lo que siento.
Porque el amor que te tengo
ya no cabe entre los brazos
y no me alcanzan los momentos
para saciarme acariciándote.
Y en los instantes en que la desnudez
aflora nuestras almas,
quiere la mía elevarte
a distantes firmamentos.
Sin mundos que nos atrapen,
sin ruidos, sin tropiezos
para sentir la libertad de amarnos
y volar en infinitos,
sin tiempos ni destinos
confundidos ambos
en un fuerte abrazo.
Qué pobre es la piel,
para seguirte amando.