de cuando la pasión
se hizo dueña de nosotros.
Los cuerpos desesperados
buscando los caminos
para entregar el sentimiento
acumulado en los espíritus;
mientras las miradas anhelantes
trataban de encontrarse
para compartir la felicidad de tenerse.
Siento todavía y todavía te siento
con los suspiros en mi cuello
y a veces, las manos apretadas,
compartiendo el viaje a las estrellas,
a la deriva de sensaciones y espasmos
sabiéndonos los dos uno
fabricando eternidades del alma.