cuando estoy entre tus brazos.
Las agujas del reloj
como espinas van taladrando
cada segundo que disfrutamos
cuando todo nos entregamos
mientras que la tediosa espera
de llegar a esos momentos
impasible se hace eterna.
Y nos amamos
aunque el sol siga avanzando.
No existe el tiempo
en nuestras emociones
ni en las sensaciones
que nuestros cuerpos
van creando.
Y así, en el último beso,
ya estamos extrañando
el momento
de nuestro próximo encuentro.