martes, 8 de diciembre de 2015

Oido

Me pediste que te escuche.
Entonces, cerré los ojos
y sentí tu palpitar.
El sonido del aire
al pasar por tus labios
y el roce de la sabana
sobre los cuerpos.
Escuché cada gemido
que te inventaba
y las caricias que en mi espalda
tus manos querían decir.
Oí cada beso desde las ansias,
cada contorsión de tu cadera,
cada abrazo que me dabas
apretándome para que sienta
que querías mas.
Todo lo que quisiste decir
lo escuché atentamente,
no por los sentidos de la mente,
sino, por las sensaciones del alma.

Daniel Valdman