La ciudad a oscuras
por fin dejó ver las estrellas.
El poder de la noche
asombró con su belleza
mientras los enamorados
no tuvieron que esconderse.
Cualquier rincón era sano
para compartir su romance
sin tener que ocultarse
de quien pueda arruinar
sus caricias y besos.
Lo que no se veía
era el mejor paisaje
mientras que manos y labios
hacían el cuadro perfecto.
La noche, fiel cómplice
de sentimientos alborotados
mientras la Luna escabullida
tenía pena de mirarlos.
Hermoso amor de verano
con el cielo estrellado
y el mar dando su concierto.
Daniel Valdman.