martes, 16 de junio de 2015

Travesura

Hoy amaneció el día 
cargado de esperanza
de que la rutina diaria
ha de ser distinta.
Las calles brillarán de alegrías
antes nunca vistas
y los saludos se darán
todos con una sonrisa.
No se amargarán por el transporte
ni por la demora del tránsito.
Los conductores se mirarán con simpatía
sugiriendo su música preferida.
Los aseadores de las calles
bailarán con sus escobas
y los transeúntes contagiados
harán coro con sus palmas.
Los horarios llegarán atrasados
y las oficinas esperarán vacías
hasta que el duende solitario,
repartiendo estas maravillas,
se siente cansado un rato
y deje por lo tanto
que vuelva a reinar la rutina
Daniel Valdman