donde vuelan nuestros sueños.
Se confunden las cobijas,
no se si es tu cuerpo o el mío
que en el calor compartimos
tanta ansiedad, tantos secretos.
Se enredan las piernas,
los brazos hacen prodigios
y las manos no se cansan
de entregar todas las caricias.
No hace falta la luz
mientras en la cueva de las mantas
la pasión ilumina
y los labios dejan sus marcas
que aunque nadie los vea
su sello se apodera del sentimiento.
Navega la nave entre tus cabellos
y la almohada es fiel testigo
de la realidad de nuestros sueños
que no hace falta contarlo, solo sentirlo.
El cansancio ganó su duelo
y abrazados con los pies cruzados
oyendo cada suspiro,
nos dedicamos al descanso
con los rostros frente a frente
y una sonrisa en los labios.
Daniel Valdman