domingo, 20 de septiembre de 2020

Domingo



No dejan de llorar los cielos
en esta mañana fría
mientras los cuerpos se cobijan
buscando el calor del otro.
La pereza que produce el clima
hace más tibia la caricia
en un Domingo sin prisas,
sin afanes, sin corridas.
El universo de nuestro lecho
nos regala todos los sueños
que seamos capaces de realizarlos
mientras las pieles se abrazan
esquivando así el frío
y alentando aún más las ansias.
No alcanza con tocarnos.
Queremos entregar las almas
y que sea un corazón
con el mismo latido
mientras las cobijas se desparraman
y volvemos a comenzar
a crear la vida.
Daniel Valdman