caminando en el parque
sintiendo tu mano
aferrarse a mi espalda.
Sentarnos en una banca
disfrutando un helado
viendo jugar a los niños
columpiándose en las hamacas.
Sentir la felicidad sin pensarla
con la naturalidad de cada día
sin saber que sería
en este instante un recuerdo.
El beso que nos hemos dado
está grabado en la nostalgia
traido por las ansias
en la trinchera del combate.
El enemigo está quieto,
no se acerca ni se aleja
como esperando la oportunidad certera
para iniciar un nuevo ataque.
Y en este instante de silencio,
mientras callan las armas,
vuelo a tu caricia enamorada
justificando así mi existencia.
Porque soy soldado en la trinchera
y amante entre sueños.
Daniel Valdman.
