Es un juego de la conciencia
porque mis manos saben
que no estás.
El valor de tu ausencia
crea los espejismos
que mis ansiedades
no pueden controlar.
Miro el espacio
donde estuviste sentada
y una sensación en mis brazos
procura tocarte.
Quizás la caricia perdida,
quizás el momento imborrable.
Se que es una locura,
pero es la locura de amarte.