Enredada entre sábanas nuevas
haces sentir tu belleza
mientras mis manos ansiosas
quieren recorrer tu escultura
que ya está hecha.
Acariciar cada poro
sintiendo la suavidad extrema
y lograr de tu aliento
un cálido y tímido suspiro.
La pasión nos enerva
y el deseo avanza.
Pero tranquila, con calma,
hagamos que este instante
nunca desaparezca
y que en el sueño de amarnos
por la eternidad vivamos.
Dejemos que los cuerpos
abandonen nuestras almas
y flotemos por el tiempo
que con prisa nos afana.
Vivámoslo ahora, hoy,
que es lo único que tenemos.
Daniel Valdman