Te tenía entre mis brazos
y la magia del amor
brillaba en tu rostro.
Cálido, suave, tierno,
así era el sueño
porque los sentimientos
atraviesan realidades
haciendo que la sensación perdure
mucho mas allá del instante.
Y todavía te tengo
aunque ya esté despierto,
acurrucada a mi pecho
queriendo que el tiempo no pase,
que ese momento sea eterno
como para seguir soñando
sin que sea fantasía,
con el amor que nos tenemos.