abonado por tu cariño.
No hay planta que rehuya
a mostrar su belleza
como las flores de mi alma
que de tu sonrisa se alimentan
y que con una simple mirada
abren sus pétalos para abrazarte.
Así de buena es la tierra
con el abono que derramas
acariciando a cada mata,
quitando las hojas secas
como quitas las angustias
que como maleza
se apoderan de mi alma.
Y florece el jardín
que desde la madrugada espera
la caricia de tu mano
como dando los buenos días,
agradeciendo su existencia
a cada semilla que siembras,
en cada beso de la mañana.
Daniel Valdman.