miércoles, 4 de octubre de 2023

Lluvias

Y cayó el aguacero
sin tener refugio,
solamente tu paraguas
con el que luchabas
para que el viento
no te lo arrancara.
El invitarte a compartirlo
fue un acto heroico
en semejante vendaval
aún sin conocernos.
Cuatro manos se aferraron
a tan modesta defensa
hasta encontrar un café
donde superar la tormenta.
Y más mojados que secos
nos reímos de lo acontecido
sacudiéndonos el agua
y sin saber nuestros nombres
decidimos conocernos.
Las bebidas llegaron a tiempo
cortando nuestras intenciones
mientras la lluvia seguía su paso
dándonos más espacio
para seguir en compañía.
Y los días fueron pasando,
ya sin lluvias y con muchos soles.
Las hojas del calendario
fueron cayendo marchitas de otoños
mientras tu nombre y el mío cambiaron
porque hoy tu te llamas abuela
y yo tras la historia, me llamo abuelo.
Daniel Valdman.