Las paredes de los templos
quedaron cargadas
de súplicas y lamentos
con promesas que se romperán
tras el último rezo.
Es la naturaleza humana
que necesita limpiar las conciencias
por lo menos un día al año
para vaciarlas de todos los pecados
que se fueron acumulando
en el transcurrir del tiempo.
Se inventaron leyes, normas y pautas
para que sea la vida más sana
y volver a quebrantarlas
tras los espíritus egoístas.
Se apretujan a las salidas
llevándose por delante
para poder salir antes
de los que desean hacer una fila
para liberse del sacrificio
que hicieron por un día
y volver a lo cotidiano
que ya se conoce y satisface.
Total, las conciencias están tranquilas
y vuelven los embustes y las rencillas
pues supuestamente se ha rezado
limpiando los pecados
que volverán a producirse.
Si, es la ley del ser humano
que una vez en el año
quiere estar en paz consigo mismo.
Daniel Valdman.