Ten fe, no pierdas la esperanza que allá en la distancia hay alguien que te espera, alguien que aguarda el momento de verte y conquistar tu alma. Quien te escuche, quien te vea. Que sabe entender cada una de tus palabras y que es dueño del poder de la caricia que calma. Del beso que conmueve, del amor en la mirada. Ten fe, el mundo no acaba y el camino está echo para seguirlo con esperanza. Ya botaste muchas lágrimas en el correr de tu historia y es el momento ahora de renovar ilusiones. De tener otros sueños, de buscar otras sensaciones y de encender otra vez la llama que ilumine amaneceres. Sabes que estoy aquí, fabricando ese momento.
Como un rayo de luz entré a tu sueño para iluminar los lugares que te eran oscuros. Sigiloso y en silencio recorrí tu sentimiento y desenmarañé las angustias que ahogaban tu pecho. Llené de caricias tu alma y al ver mi labor realizada, en la frente te di un beso. Y me fui, quizás contento deseando que sigas tu sueño y que al despertar, hayas renovado esperanzas. Te dejé la simiente de todo mi cariño. Puse luz a tu destino para que todo sea brillante y al andar por los caminos que la vida te pone delante, lleves esa luz radiante para enfrentar adversidades. Y así sonreírle a la vida aunque yo ya no esté presente pues llevarás la antorcha que candente, sembré en tu sueño para que sea eterna y también, la enciendas a tus decendientes.
Quiero ser el pirata que aborde tu nave para apoderarme de los tesoros que llevas en el alma. Quiero ser el paladín que ajusticie tus bondades y ser el rey de emociones que antes nunca tuviste. Quiero ser el astronauta que te guíe por paraísos donde jamás nadie ha ido. Y convertirme en dueño del mundo de tus caricias y ser de ti, como ningún otro lo ha sido.
Tiene que haber mas vida después de la muerte porque la que tengo no me alcanza para darte mi sentimiento. Va mas allá del suspiro, mucho mas que el aliento que en estos pobres versos no podré contarte. Siento que soy alma, etérea, diáfana, alimentada de amor por una de tus caricias y mucho mas por tu mirada, que en el espacio vuela buscando tu alma. El espíritu que en mi vive quiere fundirse en tu piel para encontrar en tu ser el remanso del sentir que existe. Me sobra el cuerpo, porque soy todo sentimiento que atropella los sentidos y aveces, me deja sin aliento, sin inspiración para estos versos que solo quieren decirte lo mucho que te quiero.
Y después de la pasión, tras el silencio de las caricias y del fuego en los besos, vino la palabra, que es otra caricia, pero que desnuda el alma. Fuimos amantes en la piel, en la carne, en los huesos. Pero después de ello, nos amamos de verdad entre miradas, sin silencios. Y nos dijimos el sentimiento aunque las frases no alcanzaban porque era parte del acto que nos llevó por amarnos tanto. Y así te sentí mas mía, como si lo fueras de toda la vida, desde mucho antes del pasado.
Me trae la melancolía a pensar en nosotros tras el tiempo. Se junta lo vivido y los sueños del mañana siempre, muy disperso. Auno el amor que te tengo con lo que deseo para el resto de los días, imaginando en la fantasía andar por las sendas sin retorno con tu brazo cogido al mio y entre los dos, un solo corazón palpitando. Sueño con praderas, valles y campos que se expanden a nuestros ojos. Con el arrullo del mar a nuestro antojo salpicando con su música el sentimiento. Compartir atardeceres con cielos cubiertos de rojo y tu mirada cálida en mi alma incitando la llama de todo lo que siento. Me trae la melancolía sueños del futuro. Solo falta la casita blanca, con sus leños y jardines, o una pequeña cabaña para darle fin al hermoso camino que juntos, tu y yo unidos logramos hacer a través del tiempo.
Si vas a hablar de mi, hazlo conmigo. No lo digas al oído sino normal y claro como para que entienda y también aprenda lo que tus ojos ven lo que yo no he podido. Vemos en el espejo lo que queremos ver y mucho no me miro. Cuéntame tu parecer para enseñarme a ser quizás, un mejor individuo. No temas, te escucho porque me importa tu parecer y es que te amo tanto que quiero aprenderte a querer, para que te sientas saciada, comprendida, amparada y no hay mejor manera que entendernos con la palabra. Después vendrán las caricias, que ellas nunca faltan y los besos del deseo. Pero desde el alma quiero que me eduques a ser quien mas te conmueve. Bien sabes que mi espíritu se atreve por amor a complacerte.
Estuve volando sobre la inmensidad. No hubo sitio que no alcanzasen mis ojos y la sensación de libertad llenaba el alma. Cada cerro, cada casa dejaba en la retina el arte natural. Dominé parques, jardines; sembradíos y potreros. Y el único espacio mío era el que ocupaba mi cuerpo. Mas que volar, fue un sueño que disfruté intensamente porque dejé libre la mente al paisaje que se presentaba y que sin tener alas, me sentí como un ave. Quizás, porque fui llevado por ti, mi mas preciado ángel que mi mano no soltaste y me enseñaste a volar por los sueños.
Caen las gotas sobre el tejado haciendo la música que incita a los recuerdos y te extraño. Falta me haces frente a la chimenea de leños y entre mis brazos acurrucada. Duele la nostalgia, fluyen los pensamientos y sueño que quizás el tiempo pudo ponernos en otro lado. En tu juventud por ejemplo o en las aventuras de mi destino. Que quizás nos pudo haber unido en otra dimensión del universo con la caricia justa, con la suavidad del beso en el espacio ideal para no ansiar tu presencia, aquí, bajo la lluvia, frente a los leños.
Estarás prendida a mi disfrutando cada caricia, cada beso, cada mirada y te sentirás impregnada del aroma a amor. Bullirán en tus venas las ansias alocadas y liberarás la mente de todo pensamiento. Solo fluirán sentimientos desde la piel hasta el cerebro y no serás carne ni huesos. Y sentirás tu alma.
Estaba el alma caída en el fragor de la lucha cotidiana. Borrados los sueños y fantasías, con pena profunda, angustiada. Quizás las cosas no salían de la manera estipulada. Quizás la premura hizo gastar las energías sin encontrar la calma. Pero llegó el abrazo que como arte de magia cambió el panorama e hizo nacer la sonrisa, esa, tan divina, que ilumina tu cara. Y se juntaron tu alma y la mía para recorrer sueños olvidados. Para meternos en el pasado donde todo era luz y alegrías. Esos que con el tiempo llevamos en la piel, para no olvidarlos nunca, para que sean eternos. Y volamos de las manos danzando suavemente entre las nubes florecientes y los jardines iluminados. Y fuimos ángeles, y fuimos pájaros, pero lo mas importante, es que seguimos enamorados.
Solté amarras, icé las velas y puse el rumbo a tus brazos que me esperan. Liberé el sentimiento, encendí el candil para que mi barca a su fin llegue a ese puerto. Rogué al cielo para que me ayude la corriente ansioso de tus besos, de tu calor latente y de la mirada tuya que apura mi destino. Sopla el viento embravecido como anuncio de tormenta y no son nubes ni estrellas que desatan este vendaval. Son mis sentimientos que por afán luchan en mi barca empujando la marea. Y tras esta faena de cruzar tantos mares, arriesgando en la odisea lo que llevo de vida, en busca de la alegría de otra vez encontrarte para que por fin juntos seamos cielo, mar y tierra.
Tan solo una sonrisa y abrió el universo de lo posible. Se entregaron las palabras, se inició la conquista. Y entre sentimientos de atracción cada uno puso lo mejor para lograr la aproximación que ya estaba destinada. Y el primer beso llegó como oleada de marea alta invadiendo el espacio que dos corazones creaban. Y de allí en más, el amor, creando una historia nueva olvidando ya todo el pasado llenando el futuro con renovados sueños. Ansias, caricias y besos marcaron otro rumbo a dos almas que se encontraron.
Puedo ver tu alma a través del silencio que la caricia genera creando suspiros. Y es blanca, pura, bella que me enamora perdiendo mis sentidos. Ya no soy dueño de mi, atrapado estoy en sus cadenas que sin ser de acero, me condenan a entregar mi sentimiento. Y a pesar de estar preso entre suaves caricias y dulces besos, me siento feliz de serlo encadenado al amor de tu alma que me esclaviza.
Por tus ojos me metí en tu alma. Descubrí tanta angustia que te abracé con cariño. Sentí la necesidad de saberte amada y te dí todo el amor que mi alma pudo. No se si logré secar tus lágrimas pero hice mío el dolor que tenías. Lo cambié por una sonrisa que para mi, fue el mejor regalo.
Pudiste sentir mi alma mientras te amaba pero mas te amo cuando estás dormida. Porque se que estoy en tus sueños y es allí, cuando más eres mía. Verte entregada y tranquila. Quizás repitiendo las caricias que hace un instante nos dimos y volver a los besos, que con pasión y cariño llenamos a placer los cuerpos. Y acariciar tus cabellos sin que te des cuenta que vigilo tu sueño estando despierto y agradecido.
Te tengo en el recuerdo para no perder el sentimiento. Pero no en la memoria de la mente que a veces confunde o desaparece. Estás en la yema de los dedos que aún recorren tu cuerpo sabiendo que es el tuyo aunque esté ciego. Estás en el paladar que siente el sabor de tus besos y en lo mas profundo de mis ojos que buscan en cada rostro la imagen de tu belleza. Estás en la esencia de cada palabra porque los oídos mantienen el canto de tu voz, que aveces el silencio mas lo reclama. Estás en cada perfume que endulza mis sentidos porque son como caricias que todavía siento. Y estás en el sentimiento, donde no entra el pensamiento porque no se guarda en el cerebro sino, en el corazón abierto. Si, te tengo en el recuerdo porque un amor como el que siento no se acaba, es eterno. Daniel Valdman
Cuando te acurrucas a mi después del éxtasis del deseo, disfruto del momento mas que con pasión, con cariño. Te siento mas que en el sexo porque me entregas tu calma ya tranquila y agotada buscando en mi cuerpo, refugio. Qué placer tan bello. Que sentir mas puro cuando hablamos o en silencio y solo estamos juntos entre tu espalda y mi pecho. Acariciar tu cabello, sentir en mis palmas tus senos, mientras que la tibia caricia solo incita al amor, por el amor mismo sin mas que eso. Cómo me gusta estar en el mismo lecho y saber que eres mía tan solo por sentimiento.
He de tenerte entre mis brazos para que sientas que jamás nadie te amó como te amo. Casi sin tocarte, solo con el roce de los labios, te inundaré de sentimientos que juntos descubriremos. Me dirás que así nadie te ha besado y callaré tus palabras con otro beso. Te apretaré contra mi pecho con la intención de que sientas mi alma. Y así, en una inmensidad de paz y calma volaremos a otros mundos donde no existe la palabra y solo las caricias dirán todo lo que se siente y se calla. Y serás mía en el silencio, en la oscuridad sin tormento y seré tuyo en tu aliento, en tu fragilidad, en toda la libertad de ser solo sentimientos.
Quieren las palabras explicar el sentimiento pero me es inútil, no puedo expresar lo que me haces falta. Contar las sensaciones al tenerte entre mis brazos y al decirte cuánto te amo en el momento de pasiones. Pues sale como un grito muy adentro del pecho cuando ya no aguanta un suspiro tanta ansiedad que llevo. Y al sentirte en mi alma, tan dueña de mis sentidos, quieren los latidos juntarse con los tuyos en un solo corazón unidos por la dulce caricia del beso. Cómo explicar todo esto si se eriza mi piel al pensarlo y el remolino de caricias que guardo quieren atraparte en la tormenta del sentir. No es por ignorancia que no puedo expresarlo, Es que no me alcanza solamente decirte cuánto te amo.
Se me hizo tarde porque al hallarte, mi cabeza estaba cana y los achaques del tiempo ya empezaban a cobrarse. El bastón de aventuras ya gastado para apoyarse y las fantasías sin colores, esperando que las pintases. Se me hizo tarde porque no te puedo invitar a correr por los parques ni a subirnos al columpio ni a navegar por el lago. Ya no puedo decirte que mañana, porque se me hizo tarde y no se si llego. Pero todavía puedo decirte que te amo aunque el corazón cansado de tanto correr para llegar a tiempo, late a otro ritmo, ya no desesperado, porque sabe lo que siente y no tiene que buscarlo. Si, se me hizo tarde para encontrarte pero te hallé, y fue lo mejor que me ha pasado.
El tiempo justo, la mirada exacta que hacen del silencio la mejor palabra. La caricia que alivia, el beso que amansa y el calor de tu ternura que domina mi alma. Se acabaron las aventuras encadenado a tus brazos sin mas sueños nuevos que quedarme a tu lado pues completaste el mundo que siempre he buscado. Solo he querido amor y contigo lo he hallado.
Sobraban las palabras tras esas miradas que decían todo. El calor de los besos, el sabor de las caricias y esa intimidad escondida que se destapó como un sueño. Era todo un cielo sin abismos ni fronteras. El espacio estaba abierto para navegar donde fuera sin tiempos ni distancias, llevados por la avalancha de sensaciones nuevas que juntaban los cuerpos pero mas que todo, las almas.
Cómo no sentir tu piel bajo mis caricias y la ansiedad de tu suspiro transformado en gemido de placer y locura. Cómo ser ajeno a tu ruego de pedir que te ame como nunca nadie te amó en la vida. Cómo negarme a tu antojo si no te siento en el cuerpo sino en el alma. Cómo querer desprenderme de esta pasión que atrapa y que nos deja sin sentidos y sin palabras. No eres la realidad de un sueño eres el mismo sueño del que no quiero despertar.
Te estaré esperando. Con las flores en el jarrón, con la hoguera encendida, con el café caliente, con las ansias en mi mente y el nerviosismo en el corazón. Te estaré esperando con toda la ilusión, con mis manos llenas de caricias y con un fuerte abrazo para que sientas mi emoción. Ya inquietas están las ansias. Está fresca la cama y aireada la habitación. Gasto el piso de la sala queriendo acortar el tiempo a que se cumpla el momento de tu arribo a este templo construido solo con amor. Es tanto el desespero que le puse al alero la orquídea que encontramos, como señal de bienvenida que ojalá, para toda la vida siempre nos regale su flor. Y aquí estoy, afanando los minutos contándote este impulso nacido, de tanto amarte.
Estoy en ti apretando tus latidos para que tu pecho y el mío tengan un solo corazón. Para que tus labios me invadan del calor que nace de tu espíritu y me hagan ser tuyo como jamás lo fui de nadie. Ser volátiles en el espacio sin apuros, sin tiempos y que nos entreguemos por entero al mágico placer de amarnos con sutiles caricias por los cuerpos bordeando cada pliegue que en la piel crea sensaciones nuevas. Y la pasión, del momento reina, deje paso al sentimiento aunque la sangre hierva.