Hasta el insecto más pequeño
sale a buscar su alimento
y las aves entre vuelos y trinos
tratan de saciar el hambre del nido.
No hay descanso y la tierra vibra.
El movimiento de la supervivencia
ocupa todos los espacios.
El ganado en su campo
lleno de soles y estrellas
tras las aguas frescas
después de pasar veranos.
El granjero en su labrado
alimentando cerdos y caballos
y las arepas tibias humeando
creando el desayuno.
Delicioso el sabor de la mañana
lleno de aromas y anhelos profesando
agregándole espíritu al nuevo día.
Si, esto es la vida.
Quiera la Naturaleza
que el hombre no acabe con ella.
Daniel Valdman.