y a medida que me levanto
me aprietas más la mano
para que me quede otro rato
dándote mi calor en el lecho.
La caricia y el beso no bastan
para decirte que acabó ya el descanso
y que la vida continúa
con sus corridas y venturas
sin que los sueños hayan terminado.
Llegó la hora de ir a buscarlos,
de enredarme con el mundo
para lograr lo que anhelamos
aunque las cosas más simples
son las que llenan nuestras vidas.
Engalanaré al corcel,
apretaré bien la armadura
para presentarme ante el rey
ofreciéndole mis servicios
como caballero valiente y decidido
a luchar por mis sentimientos.
Llevaré tu pañuelo en el pecho
como llave que obligue mi regreso
con un ramito de violetas
diciéndote que nuestro amor es eterno.
Déjame ir a realizar nuestros sueños
aunque casi me convenzas
de quedarme contigo en el lecho.
Daniel Valdman
