jueves, 11 de septiembre de 2014

La tienda del alma

Hoy fui a la tienda del alma.
Estaba vacía, desolada, solo los espíritus que atendian se movían en el recinto.
Estaba todo en oferta.
Cogi mi canasta y empecé a comprar.
Puse un poco de honestidad, otro tanto de sabiduría, unos racimos de comprensión, bastante cariño y varios paquetes de humildad.
Cuando pasé por la registradora, noté que me sobraba mucho del presupuesto; asi que me devolví y compré una canasta de amor.
Al salir a la calle, ví mucha pobreza.
La gente mendigando de lo que llevaba en mis paquetes.
Me costó comprender cómo se vendían tan baratos estos artículos y no podían estar al alcance de la gente. 
Me devolví a la tienda y gasté todo lo que tenía ahorrado en la voluntad y me puse a repartir lo que cargaba.
Fue mágico. Quienes recibían, se incorporaban y me ayudaban a repartir a los que no tenían.
Parecía que el sol brillaba mas y las sonrisas en las gentes iluminaban la ciudad.
Personas desconocidas se abrazaban.
Otros entraron casi a saquear la tienda, comprando todo lo que había para ponerse en la tarea de llevar regalos mucho mas lejos.
Ante tanta algarabía pregunté por qué no venían antes y la respuesta fue que casi nadie conocía lo que vendía esta tienda
Entonces, después de tanta fiesta, quienes estuvimos repartiendo, nos asociamos para crear "El Banco de la Voluntad" y realmente, esperamos tener los suficientes inversores para que no se vuelva a dar esta hambruna de vida. 
Daniel Valdman