de la leña,
compartimos el calor
de nuestro cariño.
Las llamaradas de la hoguera
se tiñen del color
de nuestras caricias.
Y la pasión llega
aunque el crudo invierno
nos aprieta
ante el fuego del hogar
y lo ardiente de nuestras almas.
Y es cuando el amor
se queda sin palabras.