puede que debamos rendirnos
pero ellos perderán del orgullo
de creerse aún potencia.
Ya no los respetarán como antes,
se verá que pueden ser vencidos
y mientras se tema a un holocausto
siempre serán segundos
ante cualquier destino.
No le temo a sus bombas
ni a sus engranajes de fuego.
Temo a no poder verte
otra vez entre mis brazos.
A que me recibas lisiado
porque no quiero amarrarte
a la mitad de un hombre.
Me preocupo por mi
para entregarme todo
al calor de tu cariño,
a la frescura de tus besos
y al calor de tu mirada
que me llena de sentimiento.
Lucho y combato en esta guerra
para poder defenderte
porque eres la razón más pura
que puede caber en mi alma.
Daniel Valdman.