en mi pecho
y te quedas tranquila,
una sensación de cariño
invade mi cuerpo.
No hablan las voces,
solo las caricias
que tímidas y atrevidas
recorren tus cabellos
mientras el manto del amor
invade los sentidos.
Entonces, somos uno
en el espacio trascendiendo
fundidos en sentimientos
sin carne ni piel,
solo con las almas.