El mar me trajo una caracola que me llevó a soñar con profundidades y distancias. Con otros colores y otros seres. Con oscuridades abismales y con millones de historias no contadas. Me introdujo en un mundo desconocido y me hizo sentir lo tan pobre de mi vista, pues solo puede ver lo que hay en la superficie.
Ilumina un nuevo sol el paisaje de otra tierra con esperanzas de hacer la vida equilibrada para jóvenes generaciones. A nosotros, los mayores, no nos queda alternativa mas que soñar con los que vienen a que continúen nuestra iniciativa. Y habrán nubes y habrán lluvias y habrán logros y triunfos. Serán esfuerzos muy duros que les darán experiencia pero enseñemos a mantener la conciencia de no abandonar los sueños porque al fin y al cabo son los motivos de nuestra existencia. Daniel Valdman