tu caricia danza sobre mi cuerpo
borrando todos los desconsuelos
creándome una sonrisa.
La felicidad al sentirte
muy pegada a mi pecho
latiendo al mismo tiempo
nuestras ansiedades y nuestros sueños
monta soles en los cielos
acobardando a las tinieblas.
No hacen falta explicaciones pensadas,
ni el sonido de las palabras.
Simplemente una mirada
para saber que todo está dicho
y ese beso que penetra
más profundo en el alma.
Las cobijas no tienen sentido
y las prendas desparramadas
son fieles testigos
de la desnudéz
de nuestros corazones.
Daniel Valdman