hace ya bastante tiempo,
amaneció sin nubes el cielo
dándote la bienvenida
en la tierra prometida.
Y fue así como llegaste
con un manojo de esperanzas
para alegrarnos la vida.
Y hoy, mujer crecida,
sigues sembrando alegrías
cuando descubres tristes corazones.
Si, es tu cumpleaños,
pero también es el mío
no porque en esta fecha haya nacido
sino porque contigo,
comenzó para mi una nueva vida.
Y es así que lo celebro,
sin estar cargado de recuerdos
sino, de sentirme satisfecho
con la tarea cumplida
al ver que has realizado los sueños
que prometí nunca te faltarían
mientras sigues sembrando alegrías
y a mi alma, la llenas de sentimiento.
Porque de verdad, hija mía
no sabes cuanto te quiero.
Daniel Valdman
