en las tejas.
Su sonido nos arrulla
hasta no darnos cuenta
de que existe una tormenta.
Y nos seguimos amando
como que en cada gota
más aún, la pasión se despierta.
Y me como tu sonrisa
y nos matamos a besos.
Las caricias son salvavidas
aferrándonos al sentimiento
haciendo el instante eterno
aunque haya un vendaval
de tormenta.
Y acompañados
por rayos y truenos,
nos amamos más,
creando la vida.