sorbiendo tanta ternura
sin saber si realmente merezco
poder disfrutar de tu belleza.
No son tus rasgos, ni siquiera tus ojos,
es el cariño que emana
la pureza de tu alma
por lo tanto que la adoro.
La belleza está en la mirada
que a veces, siendo seria,
hace más brillantes tus sueños.
No se por donde vuelas
y no quisiera molestarte.
Solo deseo abrazarte
para que sientas que no estás sola.
Que mi cariño te acompaña
por donde quiera que vayas
aunque te quedes aquí pensativa,
quizás ocultando la sonrisa
que a mi alegría alimenta.
Y yo, esclavo de tu belleza,
te miro soñándote
por lo mucho que te ame,
no se si merezco disfrutarte
mientras estás conmigo
o me encuentre solo.
Daniel Valdman.