siendo los personajes de la novela.
El salón rutilante,
todo el mundo elegante
y la magia de tu belleza.
Volemos en cada vuelta
haciéndonos dueños del aposento
mientras los demás participantes
hacen ronda para vernos.
Paredes blancas, luces doradas
y nosotros absortos en la mirada
con que hablan nuestros ojos.
Y tu vestido se abre
como alas de gaviota
haciendo realidad
la sensación del vuelo.
Tu cintura frágil,
mis manos fuertes
suficientes para elevarte
cuando el compás lo requiere.
Démosle libertad a los sueños
y seamos por un momento
tu princesa de las huestes
y yo marqués de tu sentimiento
porque en la vida
no hay mejor reino
que cuando dos almas se aman.
Daniel Valdman
