sin traer a los heridos
por ser muy pocos los que quedamos.
La misión que nos ordenaron
la hemos cumplido
a costa de la sangre
de los que fueron nuestros amigos.
El daño que produjimos
puede incentivar al enemigo
a que deponga sus metas
o ataque con más ahínco.
Debemos correr
hacia nuestras fronteras
sin permitir que nos alcancen.
Y ahora que somos muchos menos,
casi sin equipajes
y con pocas municiones
para poder defendernos
debemos acelerar la prisa
sin que nuestros cuerpos lo impidan
para poder llegar y a salvo.
Llevo una herida en un brazo
y me duele a los que dejamos
sin poder socorrerlos.
Apenas somos cuatro
de los veinte que iniciamos
para llegar a los cuarteles
donde puedan auxiliarnos.
Y así volver a tus brazos
que es el destino
que más trato de alcanzarlo.
Daniel Valdman.
