el tiempo exacto
en que la golondrina
busque su verano,
en que el trigo
esté madurando
y en que la alegría
inunde los corazones.
Las horas y minutos
están calculados
para que la mariposa emperatríz
abandone su árbol
llenando de colores los campos
y produzca sonrisas
en los rostros de las gentes.
No hay error en los cálculos,
los días son exactos.
Las siembras y cosechas,
las lluvias y las tormentas
tienen su tiempo
sin llegar tarde o temprano.
Así es la Naturaleza,
solo que el ser humano
le colocó las fechas
a cada acontecimiento del año
sin pensar que la historia
la hace el pasado
y que el futuro
siempre será incierto.
Daniel Valdman.