La caricia no detiene al minuto
aunque deseemos que ese instante
sea eterno.
Y por ello,
cada momento que tenemos,
nos entregamos por completo,
con pasión, con amor, con anhelo
a la vorágine de amarnos.
Porque si, en esos momentos
deseamos comernos
comenzando por las almas.
Y está en tus ojos ciegos,
cerrados por sensaciones inimaginadas
y en mis caricias interminables
tratando de robarte
un suspiro, un gemido, un grito
o por el desespero, una palabra.
Y eso es amor,
el mismo que te doy
con un beso cada mañana.