jueves, 8 de octubre de 2015

Calma

No se aquieta el alma
acosada por tu ausencia
ni las caricias guardadas
pueden encontrar la calma.
Bulle en mi ser
la necesidad de tenerte
que no me deja apartarte
para concentrarme en la vida.
Porque eres la mayor parte de ella.
El motivo, la angustia, la alegría
y sobre todo, mi destino.
Eres el puerto al que arribo
como la última escala.
El fin de la búsqueda apasionada
de tantos sentimientos escondidos,
que entre todas las aventuras recorridas,
eres el crisol de lo andado en el camino.
Y sin ti, el corazón clama
por tu presencia esperada
en el transcurrir de los siglos,
tras tantas vidas pasadas,
porque al fin, te he hallado.
Daniel Valdman