No se lo que más se cuenta,
si el tiempo pasado
o el que nos queda.
Es impredecible el futuro
por más que esté lleno de promesas,
de ansiedades, de sueños,
de intenciones de llegar a cumplirlos.
De qué viviríamos
si todos ellos no existieran.
Y por qué no vivir hoy
tratando de romper la rutina.
Ver el mismo paisaje
con otra mirada
buscándola en la conciencia.
Asombrarnos con los detalles
que de tanto verlos
pasan desapercibidos
porque no tenemos tiempo
para contemplarlos y detenernos.
Escuchar el trino de las aves
en la mañana temprana
que saludan al alba
dándole la bienvenida
como nosotros damos las gracias
por poder vivir otro día.
El afán nos perjudica
al querer llegar siempre antes
corriendo tras los segundos
que más que darnos, nos quitan.
El placer de un beso,
la suavidad de una caricia
que quisiéramos fueran eternos
pero no tenemos tiempo
porque la necesidad o la ambición
lo limitan.
Da vueltas el segundero
marcándonos nuevas horas
y en cada vuelta se lleva
un pedazo de la vida.
Daniel Valdman
