ahora, al alba,
para que sientas mi suspiro
rozar tu alma.
Te sentirás acompañada
por mi presencia
en un abrazo suave
de paz y de calma.
Como nunca
te sabrás amada
y no habrá más caricias
que ese abrazo.
Y luego, por la mañana,
no has de notar mi ausencia
porque te sentirás soberana
de todo mi sentimiento.