sábado, 4 de junio de 2016

Dulce

Eres mujer, eres niña.
Y yo, adulto adolescente
que agudiza el oído
para deleitarme con tu voz.
Que fijo mi mirada
para de tu rostro no apartarla
y que se me quede grabada
la imagen de tu belleza.
No quiero que se escape
ni un solo tono que emanas,
ni un solo gesto que hagas.
Porque quiero que vivas en mi,
siempre, de por vida.
Y el temor a perderte
hace que me apodere
de cada expresión que me brindas.
Somos grandes ya
y nos amamos como niños,
con esa necesidad intensa
de compartir nuestro cariño
habiendo ya crecido
en las inmensidades del tiempo.
Y quiero amarte así,
como el primer amor
que haya yo tenido.
Daniel Valdman