viernes, 14 de agosto de 2020

Volver



Es lindo llegar a casa
y encontrarme con tu sonrisa
que me da la bienvenida
tras la larga jornada.
El abrazo no es un ritual.
Es la necesidad de decirnos
cuanto nos hacemos falta
y lo mucho que nos extrañamos
aunque sea solo
por el tiempo de la labranza.
Tu cabeza en mis manos
y tus labios endulzando los míos
con sed de amor, de cariño
y de una pasión incesante
de entregar todo en una caricia.
Y nos amamos en la cena
que aún no está servida
porque las ansias que tenemos
son más grandes que la vida
y dejamos la comida
para alimentarnos de sentimiento.
Daniel Valdman