que las mariposas de mis manos
no se cansan en recorrerla
queriendo absorber con la lengua
el dulce sabor de su néctar.
Como aves, escucho los gorjeos
de tus suspiros
y me siento complacido
al ver que bien me recibes.
Y nos amamos,
con la piel, con las manos
y con la pureza de las almas
que nos llena de sentimiento.
Tan libres como las alas
de las mariposas de mis manos,
de las aves en tu gorjeo.