sábado, 14 de enero de 2023

Río

Me detengo en antiguos amaneceres
cuando contemplábamos la paz
que nos regalaba el río
y la ciudad a nuestras espaldas
iba despertando 
apagando el mágico brillo
que lucía tan feliz 
en la oscuridad nocturna.
No sentíamos el cansancio
tras una noche plagada de palabras
o en momentos de silencio
cuando era necesario el beso
que sin saber por qué 
el pudor se negaba a darlo.
Bastaba con tomarnos las manos
para encender lo que teníamos guardado
pero era difícil romper esa magia
que nos mantenía inciertos sin tocarnos
con toda la ansiedad 
de poder quebrarla.
Y así, entre paisajes y ansiedades
comenzó nuestro romance
con la promesa de vernos mañana
para nuevos sueños seguir creando
y justo en ese momento
cada cual para su casa
con la sonrisa dibujada
por la felicidad y alegría.
Cuánto hace que ha pasado
y aún el río sigue su curso
y a pesar que no lo veamos
por las distancias y el tiempo,
seguimos cogidos de las manos,
ya sin pudores en los besos
y con la historia de amarnos
con los cabellos canos
y todos los otoños reunidos
manteniendo en los ojos, 
mares de cariño.
Daniel Valdman.