Quieren disimular las palabras
la intensidad del deseo
pero es inútil su esfuerzo
pues por más que lo intenten
no pueden hacerlo.
Es evidente la ansiedad del beso
y las caricias se alborotan
al ritmo que bulle la sangre.
Ya no controlo mi ser.
Es tan poderoso el sentir
que te atraigo a mi
en un ardiente abrazo.
Le respondes a mis labios
y así es como dejamos
que la pasión nos domine.
Te amo y no solo en este instante.
Es que te llevo en la sangre,
en la conciencia
y sobre todo, en el sentimiento.
Nos amamos en la carne
para dejar volar las almas.