y mi alma se emancipa
al poder de tu cariño.
Cuánto días disfrutamos,
cuántas semanas, cuántos años
y aún la pasión ardiente
con el corazón palpitando
para en un abrazo encontrarnos.
Qué importa el tiempo,
ni las canas, ni las arrugas,
ni cualquier marca que deja la vida
si nos seguimos queriendo.
Ya no somos los mismos
de desesperadas emociones.
Y qué importa,
tampoco tenemos las mismas energías.
El paso de los días
nos llenó de otros tesoros,
de la profundidad en las miradas,
de la tranquilidad con que sentimos,
de versos sin palabras
y de caricias en el alma
tan solo por sabernos unidos.
Qué importan los espejos
que va opacando el tiempo
si es mucho más
lo que nos amamos.
